Los lindos recuerdos tras la cocina. El fuego, cálida calefacción que nos reunía en su entorno ya fuera en la estufa a leña, quematuti como le decimos aquí. cocina a leña
Las cálidas cocina a leña y estufa
De todas ellas supe disfrutar.
Papá me hacía los más ricos asados que jamás comí, en la estufa a leña, todos sentadas en frente compartiendo mate mientras esperábamos ansiosos, escuchando como chirriaba la grasa y disfrutando como las papilas nos hacían imaginar el gusto de la carne asada.
También hacía, que me gustaba mucho costillas y chorizos, los grandes troncos de leña encendida su color y calor me atrapa hasta este día.
En casa de los abuelos tostaban en una vieja lata maní con cascara que íbamos comiendo con pan y mate de cascara de cacao.
En otro tiempo cambiamos tanto en mí casa como en lo de los abuelos hubo quematuti, una pequeña estufa de hierro fundido que se encendía con pequeños leños.
¡Calentaba muchísimo! Entonces también cocinábamos sobre ella ricas comidas de olla.
Que decirles de la cocina a leña, era hermosa.
En ella aprendí a cocinar en la vieja olla de barro de la abuela, no importaba que cocinábamos allí el gusto cambiaba notoriamente.
Esa olla fue una muy linda herencia que recibí de mis abuelos y que utilicé mucho.
En ella preparé cazuelas, tucos, estofados, guisos y ensopado.